Venueconnection.
Sala: El Loco.
Lugar: Valencia, España.
Fecha: 20 de Junio del 2008.
El 20 de Junio del 2008 era el día previsto para que Venueconnection debutara en un escenario valenciano. El escogido, además, fue el de la sala El Loco, como parte de la excelente programación de Doo Bop, el club creado por Jose Lledó (Discos Mardigras) y Jordan (3mv Disc-Unit) dedicado enteramente a la música negra. Así pues, esa noche no sólo podíamos disfrutar con la sabiduría a los platos del equipo de pinchadiscos residentes (los dos anteriormente nombrados más Javi Funkeluya), sino también con la música en directo de Venueconnection. De este modo, tras acercar a Valencia propuestas tan interesantes como Osaka Monaurail, The Sweet Vandals o Watch TV & The Primetimes, le tocó el turno a uno de los conjuntos más destacados de la escena negra española, el mismo que meses antes había recibido los elogios de la crítica gracias a su segundo álbum, el muy recomendable Madrid Boogie (Phazz-a-delic).
Con el retraso necesario en estos casos (¿por qué nadie llega a la sala a la hora programada para el concierto?, ¡yo sí estaba allí!), el sexteto subió al escenario. Eso fue a las 23:15, cuando la sala ya estaba casi completamente llena. Ahí estaba el creador del conjunto, Javier Del Águila, los miembros estables Fara Álvarez, Ángeles Dorrio y Sergio Delgado, más el trompetista Hansel Luis y el batería Miguel Cabana. El concierto comenzó con Bring back the funk, uno de los temas de Madrid Boogie, de cuyo tracklist salió la mayor parte del repertorio de la noche.
En ese primer tema todavía no estaba el grupo en pleno en el escenario, pero se pudo apreciar su potencial sónico. En su versión de estudio, Venueconnection ya mostró su capacidad para crear música negra alegre y bailable, dos cualidades que enfatizó en la actuación. Cuestiones presupuestarias obligaron a ajustar la plantilla, así que no disponían de todos los colaboradores del disco, pero no hizo falta la sección completa de metales para que las interpretaciones en directo funcionaran.
Además de presentar los cortes que componen el disco, introdujo una versión de Cantaloupe island, el clásico de Herbie Hancock, pero no fue un Cantaloupe island pasado por Us3, sino un Cantaloupe island directamente desde la fuente primaria, extraído de Empyrean Isles (Blue Note, 1964). Pero no, tampoco es que fuera una versión calcada del original, sino más bien libre, y ahí es donde comprobamos que Venueconnection era mucho más que una banda competente, que sobre el escenario había mucho talento, mucha experiencia y, sobre todo, una gran predisposición para la improvisación.
La segunda mitad del concierto siguió con el mismo nivel de entretenimiento y baile, porque se dejó para el final algunas de sus composiciones más efectivas, especialmente la que da nombre al disco, Madrid Boogie, que es una pieza ganadora en cualquier contexto. Interpretaciones instrumentales aparte, ausente Karl Frierson, Ángeles Dorrio disfrutó de todo el protagonismo y cumplió muy bien con su doble papel de vocalista y maestra de ceremonias. En su primera faceta convenció plenamente, algo que no dudaba después de haberla escuchado en varios álbumes, y en la segunda me agradó especialmente que no recurriese una y otra vez a los tópicos fáciles (del tipo “¿cómo estáis esta noche?, ¿cómo?, ¡más alto, que no os oigo!), e incluso solventó con naturalidad cuestiones más espinosas como “el momento merchandising” (ya sabéis, el clásico “aquí tenemos el disco y las camisetas que…”). Finalmente, aunque apenas si tuvo oportunidad de ejercitarse con su instrumento, el sitar, Fara Álvarez participó activamente en casi todos los temas, lanzando discretos pero efectivos fragmentos grabados desde el ordenador.
La pena es que, a pesar de lo llena que estaba la sala, sólo la mitad del público se dio cuenta de lo que estaban escuchando. Los demás se limitaban a oír la música como si fuera el hilo musical de la sala (o ni siquiera eso). Lo seguro es que los que sí estuvieron atentos disfrutaron de un muy buen concierto y esos aplaudieron tal y como le merecía Venueconnection. La pena es que, debido a la falta de respuesta de la parte no-atenta del público, los que sí estábamos pendientes (y os aseguro que no era yo el único, que ni siquiera éramos minoría) nos quedamos sin escuchar la versión de Too young to die, el clásico de Jamiroquai, que estaba programada como primer bis. Hubiera sido un bonito cierre para un concierto estupendo, pero el balance fue muy positivo igualmente.